El primer paso para un día productivo es no olvidar que tú eres lo más importante. Si desayunas antes de sumergirte en tu flujo de trabajo, tendrás energía y crearás una transición mental que preparará tu mente para el trabajo.
Establece el tiempo que tomará cada tarea de tu lista dependientes y programa solo la cantidad de tareas que es posible completar ese día. Comienza por las que tienen prioridad y deja espacio para descansos y eventualidades.
Tal vez te parezca demasiado, pero así de importante es mantenerse actualizado. Obvio va a haber días que no puedas estudiar y no pasa nada, solo no dejes de desarrollar tu carrera profesional.
Por eso antes de cerrar tu computadora dedica unos minutos a organizar tu agenda de tareas del día siguiente. Al dejar todo en orden, evitas la procrastinación y aceleras tu productividad desde el inicio. ¡Ah, y por favor, duérmete temprano!
Se firme y cuando llegue tu hora de salida, apaga inmediatamente tu computadora y evita la tentación de seguir trabajando. Talvez no me creas, pero así vas a ser más productivo.
Siguiendo estos pasos, mejorarás tu productividad y disfrutarás más de tu tiempo, tanto en el trabajo como fuera de él.